Visitar el Sudeste Asiático y no comer frutas es como no haber estado allí nunca. El trópico es generoso y lo demuestra produciendo cientos de frutas increíbles. Desde Tailandia hasta Filipinas, de este lado del mundo las frutas invaden las calles, los mercados, las playas y los patios traseros de las casas.
Durante nuestro recorrido por los países del sur de Asia, hemos tenido la oportunidad de probar muchas frutas por primera vez, pero también, nos hemos reencontrado con algunas de las frutas tropicales que tanto extrañábamos y con las cuales crecimos en Venezuela.
Las frutas son parte fundamental de la dieta en este lado del mundo. A diferencia de los países europeos, los lugareños parecieran no comerlas porque las saben sanas y buenas para el organismo, sino porque los árboles no dejan de producirlas y aquí, como se hacía antaño, se come lo que la tierra da. Aquí, la gente no busca las frutas sino que ellas te encuentran a ti.
Para nosotros ha sido un verdadero placer encontrar tantos manjares de la naturaleza. Nos maravillamos con la variedad y los sabores tan intensos, y a veces, hasta indescriptibles.
Estas son algunas de las frutas del Sudeste Asiático que hemos probado por primera vez y nos cautivaron, no solo por su sabor, sino por su aspecto.
Rambután
A primera vista, esta fruta enamora. Su estética es insuperable y pareciera sacada de una tienda de diseño. Es de un rojo intenso por fuera, con una especie de hebras que se asemejan a un cabello alborotado. Su piel es más suave de lo que parece y, al contrario de lo que pensamos la primera vez que la vimos, no hace daño al tocarla. Al abrirla, su carne es blanca y firme, jugosa y de sabor ligero pero muy dulce.
En Indonesia, los árboles de rambután abundan y se les puede ver muy fácilmente en ciudades y pueblos.


Longan
También se le conoce como «ojo de dragón» por el aspecto que tiene al partirlo a la mitad. Tiene un sabor muy refrescante que nos recordó al melón. La carne es muy parecida en textura a la del rambután. En Venezuela, crecimos comiendo una fruta que se llama mamón (o mamoncillo en otros países latinoamericanos). Al ver el longán inmediatamente nos acordamos de éste a pesar de ser de colores distintos. La textura de su piel y la manera de abrirlo para sacar la carne interior es exactamente igual a la del mamón. Sin embargo, al probarlo notamos que no tienen nada que ver.



Mangostán
También conocido como mangosteen en inglés o mangostino en Colombia, es la reina de las frutas, o por lo menos eso afirman los tailandeses. Es, sin duda, una de nuestras favoritas por su sabor intenso, ácido y dulce a la vez. Cuando se abre por la mitad, aparecen unos gajos blancos con una carne muy blandita. No se nos parece a nada que hayamos probado antes. Estéticamente también es muy bonita, ya que su piel es violeta por fuera, pero por dentro es de un rojo intenso que contrasta con lo blanco del fruto.


Rambai
En aspecto se parece al longan, ambos son redondos, con un color entre amarillo y marrón y vienen en racimos. Sin embargo, sus sabores son completamente opuestos. El sabor nos recordó al de la toronja o pomelo pero más ácido y menos amargo. Es muy refrescante y sabrosa, aunque más vale que no muerdas su semilla ya que su amargor es bastante intenso.
Jackfruit
En español se conoce como jaca y es, de todas las que hemos probado, la que más nos ha sorprendido. No sabríamos cómo explicar su sabor, aunque nos atrevemos a decir que sabe a una mezcla de mango, banana y maracuyá. Tiene una carne muy firme, que se puede deshilachar y no es nada jugosa. Se dice que la jackfruit es la fruta más grande del mundo y se pueden llegar a encontrar ejemplares de hasta 50 kilos.
El fruto por fuera es verde y tiene una especie de espinas gordas. Al abrirlo se extraen sus frutos, que son amarillos y muy brillantes. Suele venderse ya pelada y preparada en bandejas, ya que sacar el fruto puede ser muy engorroso.


Snake fruit
Como su nombre en inglés lo indica, esta fruta pareciera estar recubierta de piel de serpiente. Dentro guarda unos gajos amarillentos, con sabor entre ácido y dulce; a veces, nos recordaba un poco al sabor del mango, pero con un fruto mucho más firme y hasta crocante. También se convirtió en una de nuestras favoritas.
Dragon fruit o pitahaya
Aunque la pitahaya ya la había probado en España, solo la comí una vez. Aquí hemos tenido oportunidad de comerla con regularidad ya que se encuentra con muchísima frecuencia. Es, para nosotros, una de las frutas más bonitas que existen, gracias a su piel color fucsia y el contraste que hace con su carne blanca con semillas negras. También se encuentra una variedad que no es blanca sino violeta o fucsia por dentro. El sabor es bastante suave, de hecho, hay algunas que no saben a casi nada, aunque si está bien madura es muy dulce y sabrosa. Recuerda mucho a un kiwi, aunque sin ser ácida.
Hay otras frutas que hemos encontrado en el sudeste asiático que nos han hecho dar un salto a nuestra infancia en el Caribe. Las comíamos de niños y teníamos mucho tiempo (por no decir años) sin probarlas de nuevo. Es el caso de:
Carambola o star fruit
Una fruta refrescante, ácida y muy fotogénica. Al cortarla tiene forma de estrella, de allí su nombre de star fruit en inglés. También se le conoce como «tamarindo chino» en otros lugares.
Ciruela de Java o Java plum
Esta fruta en realidad la conocemos como “uva de playa” en Venezuela. No estamos seguros de su nombre real, pero apenas la vimos la identificamos. La encontramos en un mercado de frutas de Singapur y nunca llegamos a saber con qué nombre se le conoce en estos países. A simple vista parece una aceituna negra, pero es más como una uva. Es ácida y jugosa y tiene la particularidad de teñir la boca de violeta. Su jugo es bastante astringente pero delicioso.
Custard apple
La custard apple o sugar apple pertenece a la familia del anón y la chirimoya, esa que tanto se consume en España. Todas estas frutas tienen un sabor muy parecido al de la guanábana. Su pulpa es muy cremosa y más que una fruta parece un postre.
Guayaba
Esta es otra de las frutas que nos hizo recordar nuestra vida en el trópico venezolano. La variedad que conocíamos es la de carne color rosa, sin embargo, en Tailandia solo vimos las de pulpa blanca. El sabor es parecido pero la carne es más firme y no tan dulce. Allí la suelen comer cuando no está muy madura, con una mezcla de azúcar y chile en polvo, lo cual me recordó a la mezcla de mango verde con sal tan popular en Venezuela. En Indonesia, por su parte, solo vimos las rojas.
Durián
No podíamos dejar de lado esta fruta tan misteriosa y de la que todos hablan cuando visitan Asia. Es tan particular que decidimos dedicarle un post aparte a este manjar asiático.
Y por último, dos frutas que ya se encuentran en casi cualquier lugar del mundo y que hemos comido infinidad de veces pero que no podíamos dejar por fuera porque son las máximas embajadoras de las frutas tropicales en el mundo: la piña y la papaya o lechosa (escrito también «lechoza»).
Los árboles de papaya abundan en Malasia, Indonesia, etc., y en Tailandia es una fruta muy preciada. No solo la consumen madura sino también cuando está verde, empleándola en uno de los platos más representativos del país: la papaya salad.


Y qué decir de la piña, esa refrescante y diurética fruta, a la cual visten de gala tallándola y haciéndola aún más guapa y provocativa.
Esto es solo una muestra de la gran variedad de frutas que hay en el Sudeste Asiático y en el trópico en general. Por supuesto que se quedan muchas por fuera, pero ¡no alcanza el tiempo para probarlas todas!
Que ricas esas frutas ,provoca probarlas todas, no se si llegan mis comentarios contéstame si los recibes un besote.
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Son una delicia todas! Siempre recibimos tus comentarios, tia. No sé si tú recibes los nuestros. Muchos besos de Luis y mios.
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Realmente son impresionantes estas frutas, gracias por en link…!
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Genial!! que frutas mas exóticas ! Me dieron ganas de probar unas cuantas !!
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Son deliciosas! Muchas gracias por leernos! 🙂
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