Mucho se ha hablado y se seguirá hablando de Tailandia. Es un país turístico por excelencia, pero afortunadamente, cada viajero, cada turista, cada visitante es único y así mismo lo es su experiencia. Nosotros hemos venido a vivir el país a nuestra manera, dejándonos empapar de todo aquello que esta esquina del mundo quiera lanzarnos.
Tailandia inspira
Tailandia no es solo historia y religión. Tailandia es saturación de colores, aromas, sensaciones. El sentido de la estética existente en este país es apabullante. Prestar atención al más mínimo detalle aquí es una regla, que la aplican desde la señora que vende dulces en su humilde puesto callejero, hasta los restaurantes más elegantes.
Wat Phan Tao, uno de los templos más bellos de Chiang Mai
En Tailandia se siente la fascinación por el color en cada esquina. Telas con estampados vibrantes, flores con tonos que te dejan helado. Aquí, todo parece que ha sido pasado por un filtro de color. Al fin y al cabo, si algo tiene el trópico, es su bondad a la hora de regalar diversidad, naturaleza y luz.
Detenerse a ver las flores siempre es buena idea
La dedicación mostrada por el tailandés en cada diseño, en cada patrón, en cada mural de cada templo te habla de su carácter. El cuidado de las líneas, de los materiales, de las formas, hace que viajar por este país sea un shot de energía para la mente y el espíritu.
Interiores de un templo en Bangkok
No es de extrañar que el arte forme parte esencial de la cultura cuando la naturaleza que rodea al país es ferozmente bella. El tratar de imitarla siempre da paso a un gran abanico artístico que el tailandés bien ha sabido preservar. Aquí la espiritualidad y la madre tierra se convierten en una musa perfecta.
Railay, Krabi
Aquí hasta el más dormido encuentra inspiración, ya sea viendo, oliendo o sintiendo; hay miles de maneras de dejarse llevar. Si algo me ha enseñado mi paso por este verde país, es a entregarme. Sentir cómo cruje una masa frita rellena de cerdo, cómo te enfría la sien el smoothie de mango o cómo se te eriza la piel con la acidez del tamarindo; los sabores de Tailandia nublan la mente. Oler las flores, caminar las calles más recónditas, sonreírle a todos ya que seguro alguno, o más de uno, te devolverá la sonrisa.
Colores de Tailandia
No importa si no eres una persona de fe, admirar cómo cada tailandés vive la suya es sinónimo de respeto. Es darte cuenta que cada ser humano vive con su verdad y nadie debe juzgarla. Abrirse a todos los dioses venerados, observar que la fe, aunque no la veamos o la sintamos, para muchos, sí que puede mover montañas.
La antigua ciudad de AyutthayaGran Buda reclinado en Wat Pho, Bangkok
Tailandia para mí siempre será ese trópico abarrotado de arte budista y con monos viviendo a sus anchas, ese primer contacto con este continente asiático tan ansiado por años; ese paseo mágico entre elegancia, tradición y religión. La intensidad de este país se te queda plasmada en la mente, en la piel, en el corazón. Estando aquí eres testigo de cómo todo lo que nos rodea proyecta color cuando le da la luz. El color es sinónimo de movimiento, de encanto, de vida. Y si algo tiene el Reino de Siam, es eso, mucha vida.
Si algo bueno tiene emprender un viaje largo, es la oportunidad de poder ver todos los escenarios posibles: lugares turísticos, paisajes de postal, ciudades caóticas, pueblos olvidados.
Trang, en Tailandia, es conocida por ser una ciudad de paso. Nadie le dedica más de un par de días ya que no tiene grandes atractivos turísticos. A nosotros esta urbe nos sorprendió cansados y con necesidad de hacer una pausa, así que permanecimos allí más días de los que cualquiera pudiese otorgarle.
Creemos que las oportunidades que se presentan tienen todas una razón de ser y nuestra estadía en Trang no fue la excepción. Recordaremos esos días como los más auténticos y tranquilos que tuvimos en Tailandia.
En esta ciudad del sur del país, caminamos despacio, nos detuvimos a admirar todo lo que nos rodeaba sin ningún tipo de prisa. Tratamos de entender más a fondo cómo vive el tailandés. Nos costó mucho comunicarnos, eso sí, pero qué bien se sintió.
Al pasar más de una semana en un mismo lugar, te vas acostumbrando a él y comienzas a tener rutinas simples. Caminábamos todos los días por las mismas calles, reconociendo a los perritos del vecindario, siendo testigo del cambio de las flores y hasta saludando a todo el que pasaba.
El estar lejos del caos turístico, tomarse los días con calma y tener tiempo para observar, te permite tener momentos como estos, que se grabaron a fuego en nuestra memoria:
Como ese desayuno típico tailandés en el cual descubrimos una salsa dulce de coco alucinante y un ice coffee increíble…
Pasear por los mercados sin ver a un solo turista, poder maravillarnos con la frescura de los noodles, los vegetales, el pescado y probar por primera vez la jackfruit, la fruta más grande del mundo.
Hablar con vendedores del mercado y probar, gracias a ellos, un dulce de coco típico y descubrir que empezaría a formar parte de nuestra lista de dulces favoritos.
Dodol: especie de caramelo gomoso con sabor a coco
Comer todos los días en el mismo restaurante, sirviéndonos de las fotos de los platos pegadas en la pared, era una aventura. No olvidaré nunca los almuerzos allí, moviendo la cabeza, los dedos y todo lo que pudiésemos para decirle a la cocinera lo bueno que estaba todo. Al final, ella aprendió algunas palabras en inglés y nosotros algunas en tailandés.
Hacer de la calle tu propio jardín por unos días y seguir de cerca el cambio de esta belleza, fue una de nuestras experiencias favoritas…
Flor de loto
Contemplar atardeceres desde el balcón del que fue nuestro hogar por varios días, se convirtió en una rutina de belleza imbatible.
En Trang no visitamos monumentos históricos, ni vimos paraísos naturales, ni museos, ni paisajes de ensueño; pero nos zambullimos en la cultura tailandesa y vivimos su día a día, sin ser bombardeados por oficinas de turismo ni taxistas insistentes. Nos llevamos con nosotros esas sonrisas, esos días lentos y necesarios, esa sensación rara de estar en una ciudad que nadie visita pero la sientes tuya y tan bonita e interesante como cualquier otra que figure en la guía de viajes.
Tailandia es un paraíso para los amantes del mar. En esta ruta gráfica, nos damos un paseo por algunas de las increíbles playas que nos ofrece este maravilloso país.
Koh Tao, Surat Thani
Aow Leuk Bay
Freedom Beach
Sairee Beach
Shark Bay
Taa Toh Lagoon
Koh Phangang o Koh Pha Ngan, Surat Thani
Ban Khai Beach
Haad Rin Nok
@tortoluis en la paradisíaca Chaloklum Bay
Chaloklum Bay
Península de Railay
Phra Nang Beach
Railay Beach
Koh Lanta, Krabi
Khlong Khong Beach
Phra Ae Beach o Long Beach
Khlong Nin Beach
Nota: todas las fotos publicadas en este blog son propiedad de lamochilainfame.com. Si quieres hacer uso de alguna de ellas, por favor, ponte en contacto con nosotros.
Visitar el Sudeste Asiático y no comer frutas es como no haber estado allí nunca. El trópico es generoso y lo demuestra produciendo cientos de frutas increíbles. Desde Tailandia hasta Filipinas, de este lado del mundo las frutas invaden las calles, los mercados, las playas y los patios traseros de las casas.
Durante nuestro recorrido por los países del sur de Asia, hemos tenido la oportunidad de probar muchas frutas por primera vez, pero también, nos hemos reencontrado con algunas de las frutas tropicales que tanto extrañábamos y con las cuales crecimos en Venezuela.
Las frutas son parte fundamental de la dieta en este lado del mundo. A diferencia de los países europeos, los lugareños parecieran no comerlas porque las saben sanas y buenas para el organismo, sino porque los árboles no dejan de producirlas y aquí, como se hacía antaño, se come lo que la tierra da. Aquí, la gente no busca las frutas sino que ellas te encuentran a ti.
Para nosotros ha sido un verdadero placer encontrar tantos manjares de la naturaleza. Nos maravillamos con la variedad y los sabores tan intensos, y a veces, hasta indescriptibles.
Estas son algunas de las frutas del Sudeste Asiático que hemos probado por primera vez y nos cautivaron, no solo por su sabor, sino por su aspecto.
Rambután
A primera vista, esta fruta enamora. Su estética es insuperable y pareciera sacada de una tienda de diseño. Es de un rojo intenso por fuera, con una especie de hebras que se asemejan a un cabello alborotado. Su piel es más suave de lo que parece y, al contrario de lo que pensamos la primera vez que la vimos, no hace daño al tocarla. Al abrirla, su carne es blanca y firme, jugosa y de sabor ligero pero muy dulce.
En Indonesia, los árboles de rambután abundan y se les puede ver muy fácilmente en ciudades y pueblos.
Racimo de rambutánEl rambután por dentro
Longan
También se le conoce como «ojo de dragón» por el aspecto que tiene al partirlo a la mitad. Tiene un sabor muy refrescante que nos recordó al melón. La carne es muy parecida en textura a la del rambután. En Venezuela, crecimos comiendo una fruta que se llama mamón (o mamoncillo en otros países latinoamericanos). Al ver el longán inmediatamente nos acordamos de éste a pesar de ser de colores distintos. La textura de su piel y la manera de abrirlo para sacar la carne interior es exactamente igual a la del mamón. Sin embargo, al probarlo notamos que no tienen nada que ver.
Racimo de longanEl fruto sin la pielCuando se parte a la mitad parece un «ojo de dragón»
Mangostán
También conocido como mangosteen en inglés o mangostino en Colombia, es la reina de las frutas, o por lo menos eso afirman los tailandeses. Es, sin duda, una de nuestras favoritas por su sabor intenso, ácido y dulce a la vez. Cuando se abre por la mitad, aparecen unos gajos blancos con una carne muy blandita. No se nos parece a nada que hayamos probado antes. Estéticamente también es muy bonita, ya que su piel es violeta por fuera, pero por dentro es de un rojo intenso que contrasta con lo blanco del fruto.
Así luce por fuera
Mangostán de Indonesia
Rambai
En aspecto se parece al longan, ambos son redondos, con un color entre amarillo y marrón y vienen en racimos. Sin embargo, sus sabores son completamente opuestos. El sabor nos recordó al de la toronja o pomelo pero más ácido y menos amargo. Es muy refrescante y sabrosa, aunque más vale que no muerdas su semilla ya que su amargor es bastante intenso.
Jackfruit
En español se conoce como jaca y es, de todas las que hemos probado, la que más nos ha sorprendido. No sabríamos cómo explicar su sabor, aunque nos atrevemos a decir que sabe a una mezcla de mango, banana y maracuyá. Tiene una carne muy firme, que se puede deshilachar y no es nada jugosa. Se dice que la jackfruit es la fruta más grande del mundo y se pueden llegar a encontrar ejemplares de hasta 50 kilos.
El fruto por fuera es verde y tiene una especie de espinas gordas. Al abrirlo se extraen sus frutos, que son amarillos y muy brillantes. Suele venderse ya pelada y preparada en bandejas, ya que sacar el fruto puede ser muy engorroso.
La fruta enteraLa jackfruit está llena de muchos gajos como este
Snake fruit
Como su nombre en inglés lo indica, esta fruta pareciera estar recubierta de piel de serpiente. Dentro guarda unos gajos amarillentos, con sabor entre ácido y dulce; a veces, nos recordaba un poco al sabor del mango, pero con un fruto mucho más firme y hasta crocante. También se convirtió en una de nuestras favoritas.
Dragon fruit o pitahaya
Aunque la pitahaya ya la había probado en España, solo la comí una vez. Aquí hemos tenido oportunidad de comerla con regularidad ya que se encuentra con muchísima frecuencia. Es, para nosotros, una de las frutas más bonitas que existen, gracias a su piel color fucsia y el contraste que hace con su carne blanca con semillas negras. También se encuentra una variedad que no es blanca sino violeta o fucsia por dentro. El sabor es bastante suave, de hecho, hay algunas que no saben a casi nada, aunque si está bien madura es muy dulce y sabrosa. Recuerda mucho a un kiwi, aunque sin ser ácida.
Hay otras frutas que hemos encontrado en el sudeste asiático que nos han hecho dar un salto a nuestra infancia en el Caribe. Las comíamos de niños y teníamos mucho tiempo (por no decir años) sin probarlas de nuevo. Es el caso de:
Carambola o star fruit
Una fruta refrescante, ácida y muy fotogénica. Al cortarla tiene forma de estrella, de allí su nombre de star fruit en inglés. También se le conoce como «tamarindo chino» en otros lugares.
Ciruela de Java o Java plum
Esta fruta en realidad la conocemos como “uva de playa” en Venezuela. No estamos seguros de su nombre real, pero apenas la vimos la identificamos. La encontramos en un mercado de frutas de Singapur y nunca llegamos a saber con qué nombre se le conoce en estos países. A simple vista parece una aceituna negra, pero es más como una uva. Es ácida y jugosa y tiene la particularidad de teñir la boca de violeta. Su jugo es bastante astringente pero delicioso.
Custard apple
La custard apple o sugar apple pertenece a la familia del anón y la chirimoya, esa que tanto se consume en España. Todas estas frutas tienen un sabor muy parecido al de la guanábana. Su pulpa es muy cremosa y más que una fruta parece un postre.
Guayaba
Esta es otra de las frutas que nos hizo recordar nuestra vida en el trópico venezolano. La variedad que conocíamos es la de carne color rosa, sin embargo, en Tailandia solo vimos las de pulpa blanca. El sabor es parecido pero la carne es más firme y no tan dulce. Allí la suelen comer cuando no está muy madura, con una mezcla de azúcar y chile en polvo, lo cual me recordó a la mezcla de mango verde con sal tan popular en Venezuela. En Indonesia, por su parte, solo vimos las rojas.
Durián
No podíamos dejar de lado esta fruta tan misteriosa y de la que todos hablan cuando visitan Asia. Es tan particular que decidimos dedicarle un post aparte a este manjar asiático.
Y por último, dos frutas que ya se encuentran en casi cualquier lugar del mundo y que hemos comido infinidad de veces pero que no podíamos dejar por fuera porque son las máximas embajadoras de las frutas tropicales en el mundo: la piña y la papaya o lechosa (escrito también «lechoza»).
Los árboles de papaya abundan en Malasia, Indonesia, etc., y en Tailandia es una fruta muy preciada. No solo la consumen madura sino también cuando está verde, empleándola en uno de los platos más representativos del país: la papaya salad.
Lechosa roja tailandesaEnsalada de papaya verde
Y qué decir de la piña, esa refrescante y diurética fruta, a la cual visten de gala tallándola y haciéndola aún más guapa y provocativa.
Esto es solo una muestra de la gran variedad de frutas que hay en el Sudeste Asiático y en el trópico en general. Por supuesto que se quedan muchas por fuera, pero ¡no alcanza el tiempo para probarlas todas!
Comer en Tailandia es subirse a una montaña rusa de sensaciones; la intensidad de los sabores es indiscutible. En este país sienten fascinación por la comida bien aderezada, los caldos suntuosos y las carnes tiernas. El tailandés también es un claro fanático del azúcar, tanto así, que es común ver cómo enriquecen sus platos salados con unas buenas cucharadas dulces.
Pareciera que todo girara en torno a la comida. Es bien sabido que Asia es el paraíso gastronómico para cualquier foodie y ahora que hemos podido vivirlo, no dudo un segundo de que es así. Hay comida en cada esquina, ollas y fogones encendidos desde tempranas horas de la mañana hasta bien entrada la noche. Hay restaurantes debajo de puentes, en callejones escondidos y taponando todas las aceras principales.
Puesto de comida callejera en Tailandia
Nunca faltan en el centro de cualquier mesa los aderezos, sin los cuales, ningún plato pareciera tener sentido; chiles, salsa de pescado, vinagre, azúcar, cacahuete. El dicho bien dicta que donde fueres haz lo que vieres, así que hay que estar preparado para coger las cucharillas y llenar de sabores extras tu comida como lo hace un buen local.
Olor a curry, guisos sedosos a base de leche de coco, rotis heredados de otras culturas, dulces glutinosos, frutas coloridas, dim sum chinos; todo esto y más encontrarás en esta joya del sudeste asiático.
El arroz es el gran rey y cuando no está frito en el wok con un montón de ingredientes, está bañado con potentes salsas. Los noodlestambién juegan un papel fundamental en la gastronomía y puedes elegirlos de arroz, de trigo, planos, finos, tostados o frescos.
Los tan consumidos noodles
Los ingredientes crudos están siempre en la mesa. No importa que tan pesado sea un plato, la presencia de un vegetal, como puede ser pepino, judías verdes o calabacines, es clave. Tiene sentido que después de varias cucharadas de un picante y poderoso curry, te lleves a la boca algo ligero y suave para refrescarte el paladar.
Las frutas son un mundo aparte en el Reino de Siam y merecen un apartado solo para ellas. Hay que recordar que Tailandia es un país tropical lo cual lo convierte en un paraíso frutal.
Viniendo de occidente, una de las diferencias culturales más marcadas es qué se come a cada hora del día. En Tailandia, son pocos los platos que tienen “horario fijo”, queriendo decir con esto que puedes comer desde pollo frito en el desayuno hasta fruta fresca para la cena. Mi percepción es que el tailandés come simplemente cuando tiene hambre y aquello que le apetezca en el momento. Son muy abiertos a la hora de comer, y si bien es cierto que las sopas abundan en el desayuno, por ejemplo, puedes comerla a cualquier hora del día.
Dim sum al vapor en un mercado callejero
No quiero pecar de exagerada, pero ningún plato de este país nos defraudó. Nunca, en 2 meses que estuvimos probando todo lo que podíamos, encontramos algo que no repetiríamos. De hecho, sentimos una especie de “morriña” o “guayabo” si cabe, cuando recordamos los sabores tailandeses. Nos embriaga el miedo de no poder encontrarnos de nuevo con la fragancia de cada plato thai y esa alegría en el paladar que significa comer en Tailandia.
Aquí una muestra de algunos de los platos que tuvimos la suerte de probar:
Khao Pad: arroz frito estilo tailandés. Hay varias maneras de presentarlo, con un huevo frito por encima, dentro de una piña o envuelto en una tortilla muy fina. Aunque el arroz frito lo asociemos siempre a la comida china, en Tailandia es también muy popular pero su sabor es diferente. Utilizan menos salsa de soya, arroz jazmín en vez de arroz tradicional e ingredientes más frescos como el cilantro.
Arroz frito tailandés con anacardos/merey y huevo fritoArroz frito envuelto en tortilla
Phanaeng o Panang curry: curry suave con base de leche de coco, hojas de lima, azúcar de palma y salsa de pescado. Es uno de nuestros grandes favoritos.
Panang curry de pollo con arroz jazmín
Massaman curry: es más parecido al curry que se encuentra en la India ya que al igual que allí se utilizan muchas especias secas. Es típico del sur de Tailandia y muy popular entre la comunidad musulmana; de hecho, la palabra “massaman” significa “musulmán”. El guiso suele llevar patatas, cacahuetes y salsa de tamarindo.
Massaman curry con gambas
Yellow curry: es uno de los más famosos y es muy común encontrarlo en restaurantes de comida thai fuera de Tailandia. Al igual que los anteriores, su base también es la leche de coco.
Yellow curry o curry amarillo tailandés
Khao Soi: sopa con caldo a base de curry y leche de coco, trozos de pollo y fideos gruesos de trigo. La sopa se corona con más fideos pero en este caso están tostados. Es popular en la zona norte del país y la mejor la encontramos en la ciudad de Chiang Mai.
Khao Soi en Chiang Mai
Sai Ua: es una salchicha también típica de Chiang Mai, hecha a base de cerdo y aderezada con un montón de especias, lemongrass o citronela y hojas de lima. La asan a la parrilla y es muy común encontrarla en los mercados callejeros.
Sai Ua, salchicha típica de Chiang MaiVenta de salchichas en mercado de Chiang Mai
Sopa de fideos con red pork: el cerdo asado es muy común en Tailandia y una de las formas más populares de hacerlo es marinarlo en salsa barbacoa antes de asarlo. De allí proviene ese tono rojizo y el nombre por el cual se conoce.
Sopa de fideos con cerdo rojo asado
El cerdo asado también puede comerse servido con salsa agridulce y acompañado de arroz jazmín.
Cerdo asado con salsa agridulce y arroz
Mango sticky rice: uno de los postres estrella de Tailandia. Se encuentra sobre todo en el norte del país y consiste en un arroz glutinoso dulce, acompañado de mango fresco y leche de coco endulzada. Es una verdadera delicia. El arroz utilizado para este postre es una variedad específica llamada sticky rice ya que se vuelve pegajoso cuando se cocina.
Mango sticky rice
Definitivamente, comer en Tailandia es una experiencia inolvidable. Su gastronomía es inmensamente rica y merece dedicarle mucho más tiempo. Si algo nos llevamos de este país, son sus sabores explosivos.
Recorrido gráfico a través de los templos y ruinas de la ciudad de Ayutthaya, la antigua capital del Reino de Siam en Tailandia.
Estatua de Buda en el templo Wat Maha That de AyutthayaMonjesRuinasMonje budista en Wat ChaiwatthanaramCabeza de Buda entre las raíces de un árbol. Uno de los lugares más visitados de AyutthayaWat ChaiwatthanaramPreciosas vistas de las ruinasMonje en la estación de tren de AyutthayaEstatuas de Buda decapitadasWat Chaiwatthanaram desde otro ánguloMás monjes entre las ruinas
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Tailandia es un paraíso para los amantes de la cocina y su capital es una fiesta constante en lo que a comida se refiere. Sin embargo, puede ser un poco apabullante la cantidad de opciones que hay y es normal sentirse un poco perdido a la hora de elegir dónde comer en Bangkok.
Uno de los tantos puestos de comida en Bangkok
Por eso, hemos decidido hacer una lista con algunos sitios que visitamos y en donde realmente vale la pena probar por lo menos un plato. La mayoría de restaurantes de nuestra lista están en el barrio de Banglamphu y todos son de precios bajo-medio.
Khao San Road: como es bien sabido, esta es la zona mochilera por excelencia. En la calle que lleva el mismo nombre, todo está pensado para atraer al turista así que, si puedes alejarte de ella para comer, hazlo. Nosotros probamos nuestro primer Pad Thai aquí, y aunque no estaba mal del todo, no fue de los mejores. Si algo bueno tiene esta calle es la practicidad, sobre todo si te estás alojando cerca de ella como fue nuestro caso. Lo que sí es seguro es que en esta calle no pasarás hambre nunca.
Precios
Snacks tipo rollitos primavera: 25 TBH
Helado artesanal de coco: 40 TBH
Restaurante Daruma: está muy cerca de Khao San Road, en la calle Samsen. Debemos aclarar que preferimos siempre la comida callejera por encima de los restaurantes más “lujosos” pero elegimos este sitio por ser una ocasión especial (día de Navidad). Los precios en comparación con la comida de la calle suelen ser bastante elevados, pero pagas la comodidad de estar sentado en un sitio tranquilo, además, las raciones estaban bastante bien de tamaño. Si te quieres dar un capricho cerca de Khao San, es un buen lugar para hacerlo.
Precios
Comida para dos personas con entrante para compartir, 2 principales y 2 cervezas grandes (640ml): 525 TBH en total.
Curry de ternera, gyozas y pad thai en el Restaurante Daruma de Bangkok
Calle Chana Songkhram: desafortunadamente no tenemos el nombre exacto del restaurante. Es un local muy modesto pero con excelente comida. Tiene varias mesas bajo una lona en plena calle lo que lo hace fácil de reconocer y su carta es muy extensa. Comimos allí un par de veces ya que quedamos encantados con sus platos y precios. La primera vez probamos un curry verde de pollo con noodles bastante picante (lo cual nos encanta) y un curry rojo de ternera acompañado con arroz blanco. Ambos platos estaban deliciosos, eran abundantes y muy económicos.
El segundo día probamos un arroz salteado con gambas estilo Tom Yam y debo decir que fue un festín de sabores; mucho lemon grass o citronela y jengibre. También tomamos un pollo salteado con anacardos acompañado de arroz blanco. Esta vez pasamos de la cerveza y bebimos un té tailandés con leche y hielo que estaba delicioso.
Precios
Platos de curry: 50 TBH
Cerveza Chang grande: 80 TBH
Té tailandés con leche y hielo: 30 TBH
Curry verde de pollo
Sopa de noodles con carne: una de las mejores beef noodles soup de Bangkok la probamos en este restaurante de la calle Thanon Phra Athit, a pocos minutos de la concurrida Khao San Road. Aunque algunos turistas frecuentan el sitio, se ve mucha gente local comiendo allí, lo cual siempre es buena señal. Pedimos 2 tipos diferentes de sopa y ambas estaban increíbles. La diferencia entre ambas era poca, una tenía una especie de bolitas de carne tipo salchicha y los caldos variaban un poco de sabor. La carne estaba súper tierna y magra, el caldo con un sabor intenso a cilantro y los noodles perfectamente cocidos.
Precios
Bol de sopa: entre 70 y 90 TBH.
Beef noodles soup
Thipsamai: local famoso por su Pad Thai. Está un poco más retirado del barrio de Banglamphu, más hacia los lados de la Golden Mountain. Es un espectáculo solo ir a ver cómo sus cocineros preparan este plato con una rapidez y agilidad impresionantes. Siempre está lleno y hay que hacer cola para entrar pero suele ir muy rápido. Mientras esperas, puedes deleitarte con los fogones a toda máquina en plena calle. El plato estrella, como ya lo he dicho, es el Pad Thai de gambas envuelto en una tortilla muy fina. Sus noodles pintados con una salsa naranja son espectaculares.. No te asustes si ves la larga fila al llegar, la espera bien valdrá la pena.
Precios
Pad Thai: 90 TBH
Bebidas: entre 20 y 40 TBH
Pad Thai envuelto en tortilla
Comida callejera en Rambuttri alley: es una calle paralela a Khao San Road muy concurrida por las noches y llena de carritos para comer. Nosotros nos decantamos por uno que tenía muchos guisos y platos a base de pollo y pescado. Los exhiben todos en bandejas, eliges 2 o 3 y lo acompañan con el infaltable arroz blanco.Este sistema nos gusta mucho porque puedes ver todos los platos ya preparados y así escoger el que más te llame la atención. Entre lo que ofrecían había: pollo con curry y hojas de albahaca tailandesa (en tailandés pad kra pao gai), guisos con salsas, albóndigas de pescado y gran variedad de frituras.
Entre 40 y 60 TBH dependiendo de la cantidad de comida que elijas.
Para finalizar, te dejamos unas recomendaciones generales para comer en Bangkok:
En Bangkok hay comida en cada esquina. Prácticamente todo lo que pruebes estará rico.
La gran mayoría de sitios están muy limpios así que la higiene no será un problema.
Los platos más baratos suelen estar alrededor de los 50 TBH.
Aprovecha esta ciudad para comer frutas. Las encontrarás por todos lados, son frescas y baratas.
Alejarse de los sitios de comida occidental siempre es buena idea. No solo ahorrarás mucho dinero sino que comerás mejor si frecuentas lugares de comida local.
A los tailandeses les encantan los snacks, prueba todos los que puedas, no te arrepentirás.
Imagina tu isla soñada; aguas tan transparentes como el cristal mismo, arena fina, blanca y sedosa. Calles pequeñas, gente amable, cerros verdes, muy verdes y empinados que contrastan con la planicie de ese mar que te ciega con su turquesa casi fosforescente. Eso, a primera vista, es Koh Tao.
Las aguas cristalinas de Koh Tao
Esta isla en el Golfo de Tailandia me genera sentimientos encontrados. Mis primeros días en ella fueron de amor rotundo. Me repetía a mí misma que había encontrado el paraíso y me costaba creer que no existían “peros” por ningún lado.
Después de varios días recorriéndola, disfrutándola, dejándome cautivar por sus aguas cálidas y sus palmeras que nacen por doquier, sigo queriéndola pero sin duda es un amor que a veces duele.
Koh Tao en todo su esplendor
Esta isla está vendida. Sí, vendida a unos pocos que quieren arrebatarle al ciudadano común la dicha de bañarse en cualquiera de sus aguas. Son muchos los resorts a pie de playa monopolizando el espacio que por derecho nos corresponde a todos.
Se puede admirar la belleza de sus bahías desde los muchos miradores que hay alrededor de la isla; pero cuidado, que no te tienten las ganas de bajar a darte un chapuzón y tumbarte en esa cama blanca de arena, porque podrías encontrarte el famoso letrero de “playa privada”.
La impresionante Shark Bay
No es cuestión de buscar culpables, pero si quisiéramos hacerlo, ¿de quién es la culpa realmente? ¿De aquél que se siente poderoso con sus bolsas de dinero y se apodera arbitrariamente de un trozo de planeta, o de aquél que lo vende sin compasión y con la única ambición de tener más dinero?
Los días de ensueño dentro de esta isla puede que se tiñan de oscuro al darte cuenta que hasta la belleza natural está controlada por el dinero. No quiero pecar de utópica y rebelde, hay cosas de las cuales no podemos escapar en los días que corren. Sin embargo, saber que el planeta se vende como si fuese un pedazo de carne, me indigna. Saber que el hecho sencillo pero placentero de disfrutar de una playa se le está arrebatando a la mayoría de la población, me indigna también.
Calles del centro de Koh Tao por la noche
Por ahora, seguiré recordando los rincones de esta isla maravillosa y mientras queden playas de acceso libre, mis ganas de volver a esta joya tailandesa seguirán intactas. Sin embargo, no dejaré de preguntarme: ¿es realmente Koh Tao la isla soñada? Y si es así ¿cuánto vale el paraíso?
Cuando pienso en Chiang Mai inmediatamente suspiro. Es uno de esos lugares de la ruta que se grabó a fuego dentro de mí. A esta ciudad la veo como una esmeralda: verde, brillante, delicada. Cuando la recuerdo, evoco sus templos mágicos, sus calles elegantes, sus cafés de diseño en donde quieres quedarte y ruegas que el tiempo no pase.
Chiang Mai, sin duda, te muestra una de las caras más refinadas de Tailandia. Esta ciudad del norte es el vivo reflejo de ese país servicial, lleno de decorados, comida fresca y masajes relajantes que nos venden en Occidente.
Monjes en el Terracotta Arts Garden
Sus mercados nocturnos en medio de la calle, siempre abarrotados de gente, son una fiesta de color y sabor. Por otra parte, los mercados locales, abiertos durante el día y menos visitados por extranjeros, mantienen su carácter auténtico y al recorrerlos lograrás conectar con su gente y su cultura.
Sentarse a orillas del río a contemplar la antigua muralla y rodearte de flores tropicales mientras te deleitas con una ración de mango sticky rice es uno de esos placeres que te hacen sentirte vivo y darte cuenta que, aunque suene trillado, no se necesita mucho para ser feliz.
Mango sticky rice en Chiang Mai
Salir a caminar por la “ciudad de los templos” te dejará boquiabierto y es que no en vano se ha ganado el sobrenombre. A lo largo del camino te toparás con templos budistas, chinos, de madera, de plata, con grandes estructuras o pequeños altares. Todos con sus encantos particulares, y aunque en algún momento puedan parecerte demasiados, cada uno tiene algo por lo cual vale la pena visitarlo.
Templo de Wat Buppharam
Al ver un templo, detente, descálzate, entra. Respira y concéntrate, observa y escucha. Cierra los ojos y siente. No hay nada más bonito que ser testigos de tradiciones tan distintas a las nuestras, respetar las creencias del otro y tratar de entenderlas así no lo logremos del todo.
Fue en Chiang Mai donde, sin ni siquiera hablar, pude ser cómplice de gente local. Fue aquí donde me volví fanática de los mercados tailandeses de por vida, donde me reí con los vendedores de hortalizas y donde con solo una sonrisa le hice saber a esa cocinera que su plato de sopa fue uno de los mejores que he comido en mucho tiempo. Fue ahí, en esa ciudad norteña donde encontré paz, sentí que estaba donde debía estar y fue ahí que entendí y recordé por qué viajo.
La tranquilidad y belleza de esta ciudad puede enviciar. Muy a menudo me encuentro pensando en ella, recordando el olor de esa selva densa que la rodea y preguntándome ¿cuándo te veré de nuevo, querida Chiang Mai?
Hermosa paloma azul «Gura Victoria» vista en Chiang Mai
La capital de Tailandia, como toda gran ciudad, tiene cientos de lugares imprescindibles. Hacen falta muchos días para recorrerla entera y disfrutar de todo lo que tiene para ofrecer. La lista de sitios para visitar puede ser muy larga; aquí te presentamos lo que son para nosotros 13 lugares indispensables de Bangkok.
Golden Mountain: como su nombre lo indica, este templo está ubicado en una pequeña montaña en medio de la ciudad y rodeado de mucha vegetación. Hay que subir unos 340 escalones hasta la cima para disfrutar de las vistas de la ciudad y de todo el agradable entorno. No es un templo con mucha arquitectura o grandes estructuras pero definitivamente hay que detenerse a admirar su pagoda dorada. En la cima, hay wifi gratis, además de venta de bebidas. Precio de la entrada: 20 THB por persona.
Subiendo hacia la Golden Mountain
Wat Pho: otro de los templos que puedes encontrar en el centro de la ciudad. Una versión muy pequeña del Grand Palace. En este templo se puede ver el gran Buda reclinado, además de unas pagodas increíbles. Ir a la hora del atardecer es muy buena idea. Entrada: 100 THB por persona.
Pagodas dentro de Wat Pho
Pak Khlong Talat Flower Market: mercado de las flores de Bangkok. Abre todos los días las 24 horas. La entrada es gratis y se pueden ver cientos de puestos con venta de flores. También hay mucha comida y objetos varios. El colorido es espectacular y es toda una experiencia observar a los vendedores y ver cómo se desarrolla la vida en un mercado local y auténtico.
Mercado de las flores
Wat Arun: también llamado Templo del Amanecer, luce una grande y adornada pagoda como eje central. Es uno de los templos budistas más importantes de la ciudad y su gran tamaño hace que se pueda apreciar desde el lado contrario del río. Merece la pena pagar los 50 tbh por persona que vale la entrada para maravillarse con los detalles de las construcciones.
Wat Arun
Chinatown: uno de los lugares imprescindibles de Bangkok. El barrio chino es muy extenso y es toda una experiencia perderse por sus calles y ver los miles de productos y alimentos que tienen a la venta. La calle principal es Yaowarat Road y es un espectáculo de color, venta ambulante, letreros, neones y todo lo que se espera de un barrio chino dentro de una gran ciudad.
Yaowarat Road en Chinatown
Silom: barrio nuevo y zona financiera. Punto perfecto para admirar los grandes y modernos edificios. Se encuentra entre las estaciones de tren Silom y Sathorn. Nosotros hemos ido andando desde Khao San Road pero es un largo recorrido.
Silom, el distrito financiero de Bangkok
Siam Paragon: muy cerca de Silom está uno de los centros comerciales más grande de Asia. Tiene todas las tiendas que suelen tener los grandes centros comerciales del mundo. El food court o feria de comida es muy interesante y puedes encontrar platos de casi todos los rincones del planeta. El Siam Paragon se ganó el título del lugar más instagrameado del mundo en el año 2013, lo cual puede darte una idea de la cantidad de gente que lo visita. Puede que como nosotros, no te interesen mucho los shopping mall cuando estás conociendo una ciudad nueva, pero si te apetece descansar del calor sofocante de Bangkok, disfrutar de construcciones modernas y ver la otra cara de la ciudad, el Siam Paragon es un buen sitio para ello.
Vista del Siam Paragon de noche
Standing Buddha: estatua de Buda de pie de 32 mts de altura. Nosotros la visitamos de noche y no pagamos entrada. El sitio no tiene mucho de especial, salvo la estatua que impresiona por su tamaño.
Estatua de Buda de 32 metros de altura
Wat Ratchanatdaram: muy cerca de la Golden Mountain se erige este precioso templo budista. Puedes acceder libremente a la parte interior de uno de sus edificios y subir hasta el último piso y así ver desde muy cerca la arquitectura del templo. Además, puedes pasear por los pasillos y en cada uno encontrarás una breve explicación de conceptos básicos del budismo, tipos de meditación, entre otros datos. De noche es realmente espectacular ya que tanto el templo como el parque aledaño suelen estar muy bien iluminados. La entrada es gratuita.
*Nota: hay que tener cuidado con los conductores de tuk tuk que están en la entrada, te dirán que el templo está cerrado cuando realmente no lo está o que hay monjes rezando para intentar llevarte a otros sitios.
Uno de los edificios del Wat Ratchanatdaram iluminado
Khao San Road: la calle de mochileros por excelencia. Está plagada de hostales, tiendas, vendedores ambulantes, bares y agencias de viaje. Es un bullicio constante a partir del mediodía y en la noche es una verdadera locura. Es lo menos auténtico que verás de Bangkok, aunque forma parte del encanto de la ciudad. Es divertido ver a cientos de mochileros de todas las partes del mundo dejándose tentar por los vendedores de snacks a base de insectos, helado de coco y smoothies de frutas tropicales.
La famosa Khao San Road
Wang Lang Market: uno de los tantos mercados que hay en Bangkok. Fue uno de nuestros mercados favoritos ya que se encuentra fuera de la ruta turística convencional y es muy famoso entre los locales, lo cual siempre es buena señal. Vale la pena perderse por todos sus puestos y llegar al final donde hay un par de restaurantes con vistas al río. Está justo al lado del Siriraj Hospital y para llegar puedes tomar un bote que cruza a ese lado del río desde el muelle cerca de la Facultad de Artes y toma menos de 3 minutos. Si te encuentras lejos de esta zona puedes tomar uno de los botes que recorren todo el Chao Phraya River y bajar en la parada número 10.
Puesto de dulces en Wang Lang Market
Santichaiprakarn Park: en este parque nos despedimos de Bangkok y llegamos a él por mera casualidad. Nos sorprendió gratamente, es muy amplio, está bien cuidado, y ofrece unas vistas del río y el puente Rama VIII insuperables.
Santichaiprakarn Park
Khlong Lat Mayom Floating Market: los mercados flotantes en Bangkok son una de las grandes atracciones que nadie puede perderse. Hay varios alrededor de la ciudad pero nos decantamos por el Khlong Lat Mayom por ser uno de los favoritos entre los locales. De hecho, al visitarlo pudimos darnos cuenta de la poca cantidad de turistas que había. Nos gustó tanto la experiencia que hemos decidido dedicarle un post aparte que puedes ver aquí: Un paseo por el mercado Khlong Lat Mayom