La protagonista de este post es una fruta enigmática, extraña, maloliente. Parece que cuando se habla de ella no hay términos medios; o la amas o la odias. El llamado durián es originario del sudeste de Asia, su carne es muy preciada en esta parte del mundo y podríamos afirmar que es todo un manjar para muchos. Por fuera tiene un caparazón lleno de espinas gruesas y al abrirla aparece su fruto en forma de gajos muy grandes.
Fueron muchos los artículos que leímos sobre esta fruta y muchos los vídeos que engullimos, pero no queríamos seguir con la incógnita y después de 6 meses de viaje por varios países de Asia, llegó el momento de probarla. No pudo ser en un mejor lugar y temporada: en la isla de Penang, en Malasia a finales del mes de junio. Y digo esto porque el durián de esta zona goza de fama y es justo por estas fechas que comienza la época de cosecha.

Alrededor de toda la isla se pueden ver vendedores ambulantes ofreciendo la fruta tanto a los locales que la idolatran como a los visitantes más osados. Es bien sabido que los turistas chinos mueren por ella y suelen viajar mucho a países como Malasia, Indonesia y Tailandia solo para degustarla y pagando cuánto sea necesario por conseguir la de mejor calidad.

Una de las características más importantes del fruto es su olor. Pero, ¿a qué huele el durián? Es un olor muy intenso, parecido a pocas cosas que hayamos olido antes, y a veces, nada agradable; tanto así, que está prohibida llevarla en transporte público y la mayoría de hoteles no dejan que sus huéspedes la tengan en sus habitaciones. Es un olor que impregna todo el ambiente y que puede quedarse presente un buen rato, que recuerda al olor de una fruta en mal estado o demasiado madura, pero que en nada se corresponde con su sabor.

El momento de la verdad: ¿a qué sabe el durián?
Cuando pensábamos en probar el durián siempre imaginamos que nos gustaría pero que tal vez no sería algo que repetiríamos (presunciones que hace uno sin saber). ¡Qué equivocados estábamos! No solo nos gustó sino que ¡nos encantó! Es una fruta indescriptible, con una textura increíblemente cremosa y que no parece natural. Muchos lo comparan con la textura de la mantequilla o el queso crema, pero yo diría que es mucho mejor porque no tiene esa consistencia grasosa que puede llegar a ser desagradable.

El sabor es bastante dulce, mucho más de lo que esperábamos. El fruto no tiene ese olor penetrante que tiene su cáscara o piel aunque sí un sabor muy fuerte y un regusto “raro” pero que no llega a ser malo, por lo menos para nosotros. Nos recordó un poco a la jackfruit, otro fruto exótico muy consumido en Asia y del cual hablamos en el post de las frutas del sudeste asiático. Sin embargo, el durián es mucho más complejo y ofrece diferentes matices.
Mucha gente no se atreve a probarlo, se dejan llevar por su fuerte olor y ni siquiera se acercan a morderlo. Sin duda es un sabor atrevido, una fruta que al saborearla te deja el paladar impregnado de muchos sabores a la vez (es raro, lo sé, pero es que así es el durián) y vale la pena “soportar” el olor y darle un mordisco a su fruto.

No queríamos irnos de Asia sin probar el manjar por el que tanta gente delira y el que usan para rellenar pasteles, saborizar café, hacer caramelos, helados, entre otros. No nos arrepentimos ni un segundo de haberlo probado, al contrario, si de algo nos arrepentimos es de no haberlo hecho antes.

¡Ya tenemos otra fruta favorita que añadir a nuestra lista!
Y tú, ¿te atreverías a probarla? 🙂
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No he leido nunca un blog donde algo no sea maravilloso, una delicia, fantastico, esquisito, etc., no podes decir que esta fruta es un manjar. Hay que ser un poco mas honestos en los blog y decir cuano un lugar, fruto, templo, ciudad, etc., no es tan lido. Saludos.
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Hola, Ariel. Gracias por tu comentario. Estoy de acuerdo 100% contigo cuando dices que hay que ser honestos en los blogs, justo por eso afirmo que PARA MÍ el durián es un manjar. A mí me encantó y no puedo decir lo contrario, lo siento. Los gustos son subjetivos y lo que le puede gustar a uno puede que a otro no, eso es diversidad, no? Nunca miento sobre los sitios que visito, si lees más, verás que siempre doy MI opinión y no siempre es positiva. También te digo que así como me dices que sea honesta, te digo que hay que ser un poco más respetuosos y abiertos con lo que opinen los demás. Un saludo 😉
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