Si algo bueno tiene emprender un viaje largo, es la oportunidad de poder ver todos los escenarios posibles: lugares turísticos, paisajes de postal, ciudades caóticas, pueblos olvidados.
Trang, en Tailandia, es conocida por ser una ciudad de paso. Nadie le dedica más de un par de días ya que no tiene grandes atractivos turísticos. A nosotros esta urbe nos sorprendió cansados y con necesidad de hacer una pausa, así que permanecimos allí más días de los que cualquiera pudiese otorgarle.
Creemos que las oportunidades que se presentan tienen todas una razón de ser y nuestra estadía en Trang no fue la excepción. Recordaremos esos días como los más auténticos y tranquilos que tuvimos en Tailandia.
En esta ciudad del sur del país, caminamos despacio, nos detuvimos a admirar todo lo que nos rodeaba sin ningún tipo de prisa. Tratamos de entender más a fondo cómo vive el tailandés. Nos costó mucho comunicarnos, eso sí, pero qué bien se sintió.
Al pasar más de una semana en un mismo lugar, te vas acostumbrando a él y comienzas a tener rutinas simples. Caminábamos todos los días por las mismas calles, reconociendo a los perritos del vecindario, siendo testigo del cambio de las flores y hasta saludando a todo el que pasaba.
El estar lejos del caos turístico, tomarse los días con calma y tener tiempo para observar, te permite tener momentos como estos, que se grabaron a fuego en nuestra memoria:
- Como ese desayuno típico tailandés en el cual descubrimos una salsa dulce de coco alucinante y un ice coffee increíble…
- Pasear por los mercados sin ver a un solo turista, poder maravillarnos con la frescura de los noodles, los vegetales, el pescado y probar por primera vez la jackfruit, la fruta más grande del mundo.
- Hablar con vendedores del mercado y probar, gracias a ellos, un dulce de coco típico y descubrir que empezaría a formar parte de nuestra lista de dulces favoritos.

- Comer todos los días en el mismo restaurante, sirviéndonos de las fotos de los platos pegadas en la pared, era una aventura. No olvidaré nunca los almuerzos allí, moviendo la cabeza, los dedos y todo lo que pudiésemos para decirle a la cocinera lo bueno que estaba todo. Al final, ella aprendió algunas palabras en inglés y nosotros algunas en tailandés.
- Hacer de la calle tu propio jardín por unos días y seguir de cerca el cambio de esta belleza, fue una de nuestras experiencias favoritas…

- Contemplar atardeceres desde el balcón del que fue nuestro hogar por varios días, se convirtió en una rutina de belleza imbatible.
En Trang no visitamos monumentos históricos, ni vimos paraísos naturales, ni museos, ni paisajes de ensueño; pero nos zambullimos en la cultura tailandesa y vivimos su día a día, sin ser bombardeados por oficinas de turismo ni taxistas insistentes. Nos llevamos con nosotros esas sonrisas, esos días lentos y necesarios, esa sensación rara de estar en una ciudad que nadie visita pero la sientes tuya y tan bonita e interesante como cualquier otra que figure en la guía de viajes.
Wow… por un momento me encontré viajando con ustedes, siempre todos sus artículos están muy buenos pero este en particular tiene un poco de nostalgia, y de descanso (no se como explicarlo muy bien espero me entiendan)… Lo único es que me quede con ganas de ver la fruta mas grande del mundo pero ya la googleare… Espero sigan en el camino y la pasen bien, hasta pronto!
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Muchas gracias por tan lindo comentario! Nos encanta que te gusten nuestros artículos. La jackfruit la puedes ver en el post sobre las frutas del Sudeste asiático (https://lamochilainfame.com/2016/04/22/un-paseo-por-las-frutas-del-sudeste-asiatico/ ) aunque lamentablemente solo tengo una foto y no se ve el fruto entero y lo enorme que es jejeje. Un abrazo y gracias de nuevo por leernos!
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